Cualquier visita al municipio de Plentzia requiere inevitablemente de un paseo por entre las estrechas calles de su casco antiguo, que pese a las profundas transformaciones sufridas por el municipio durante el último siglo, conserva aún ese encanto propio de los lugares históricos.

El casco viejo de Plentzia ofrece un abigarrado conjunto de variopintas construcciones en el que se mezclan los restos de antiguas casas de marinos con edificios históricos  como la Iglesia: El edificio del actual Museo (antiguo consistorio), la antigua torre del linaje Muxika-Butron – en la esquina de Udaletxe aldapa y Eleiz Enparantza- y palacetes construidos por la burguesía a lo largo del siglo XIX. Esta combinación arquitectónica hace de la villa un lugar de gran atractivo por el que el paseante puede rastrear un intenso pasado histórico pleno de tradiciones.

La villa de Plentzia, de origen medieval, fue poblada hacia 1236 por D. Lope Diaz de Haro, Señor de Vizcaya (1214-1239). Su nieto Don diego López de Haro le concedió la carta puebla en 1299. Fundada en lugar de Gaminiz, fue planteada a base de tres calles paralelas. Al cauce de la ría (Barrenkale, Artekale y Goienkale), cortadas por dos cantones transversales (hoy Madalen aldapa y Udaletxe aldapa), que comunicasen el núcleo coronado por la plaza de la Iglesia, con la ría. Todo ello estaría rodeado de una muralla en la que se abrirían un número de puertas que a día de hoy no se conoce con exactitud, y cuyo único resto actual es el Arco de Santiago en Eleiz Enparantza. Los terribles incendios que asolaron la villa en 1437 y a finales del siglo XVII acabaron prácticamente con la totalidad de Plentzia, dejando sólo en pie la fábrica de la Iglesia, la Torre de los Muxika-Butron y parte de la muralla, que hoy día  tras la intensa intervención urbanística ha desaparecido.

Aún es posible detectar los restos de la antigua parcelación medieval a base de  estrechos solares que incluso en algunos casos han conservado las típicas huertas zagueras perdidas de forma casi total en las villas vizcaínas.

La principal actividad económica de la villa, a pesar de lo que a primera vista pudiera parecer, no fue la pesca, también importante en una primera etapa, sino la navegación de cabotaje y la construcción naval, dedicándose después a la navegación de altura en buques de otros puertos.

                            Arco de Santiago

 

                          Casa Torre Torrebarri

 

                             Caserío Goñi Portal

   

                Iglesia Santa María Magdalena

 

                              Antiguo Consistorio